viernes, 29 de enero de 2016

Man in the Dark, Paul Auster

Hay un tipo en un cuarto que es un crítico literario septuagenario, August Brill, y que ganó el Pullitzer el siglo pasado y del que nadie se acuerda ya ("I am alone in the dark, turning the world around my head as I struggle through another bout of insomnia, another white night in the great American wilderness", comienza el libro). Brill está impedido porque perdió una pierna en un accidente de coche y su mujer que luego fue su ex-mujer porque Brill se fue con otra más joven y que luego fue solo su pareja porque ella ya no quería volver a casarse con él, Sonia, murió de cáncer. Vive con su hija divorciada, Miriam, y con su nieta, una joven viuda, Katya, atormentada por la culpa. En las horas que pasa insomne en la oscuridad escribe mentalmente una novela. En esa novela un tal Brick, Owen Brick,que trabaja como el mago Great Zavello, se despierta vestido de militar en un hoyo. Al poco el sargento Serge Tabok le revela que América está en guerra, una guerra civil ("What am I doing here? Bricks asks, trying to surpress the anguish in his voice./ Get a grip on yourself, boy. You´re fighting a war. What did you think this was? A trip to Fun World?"). A Brick le encomiendan la misión de matar al responsable de la guerra, así, de golpe y porrazo. Ese responsable es el escritor que está pensando la historia, Brill -en último caso sería Auster que escribe a Brill, si bien este bucle magistral no se le ocurrió a Auster y fue cuando Auster perdió la oportunidad de escribir algo interesante, una pena-. Brick es abandonado en medio de la carretera con mil dólares encima, venga apáñetelas tú solo, le insta Tobak. Llega a una ciudad maltratada por los bombardeos, Wellington -antes Worcester-, donde empieza a tener problemas -tiene que desayunar huevos en un bar de mala muerte, ¡y no tienen café!-. Después la sensual camarera le recomienda el hotel de un amigo y luego sale de allí pitando porque una antigua compañera de instituto, Virginia, de la que él estaba enamorado platónicamente lo recoge y le recuerda su misión y le dice que volverá a por él en una hora para llevarlo ante un tal Fricks -más adelante confesará que ella fue quien le recomendó para aquella misión cuando aún no sabía qué tipo de misión era la misión, pero le recomendó igualmente para que no se aburriera-, y luego pide ayuda a la camarera quien le deja pasar la noche en su casa -cobrándole 200 dólares que a Brick le parecen un abuso aunque fuera la misma cantidad que pagara en aquel hotel de mala muerte y Brick reflexiona sobre la verdadera naturaleza de las personas- y a la mañana siguiente el novio de la camarera lo echa a patadas, le rompe un diente y le quita la bolsa de viaje y además lo deja sin desayuno -lo del diente y la bolsa pase pero dejarle sin desayuno creo que fue una crueldad-. Por las tardes el crítico literario pasa horas y horas viendo películas en dvd con Katya. Auster aprovecha la coyuntura para hacer un breve análisis de tres películas antiguas, El ladrón de bicicletas, El mundo de Apu, y La gran ilusión de Renoir. Dicho análisis, que hace Katya, se basa en la emoción de los objetos y en el protagonismo de la mujer. Uno se pregunta si a Auster se le ha acabado la imaginación o si es que se ha despertado en él una inesperada vocación cinematográfica.
Más tarde el escritor en la oscuridad hace un comentario sobre Cuentos de Tokyo de Ozu -¿por qué? me digo-. La escena final de la peli de Ozu entre la joven y el suegro es el punto culminante ("The teacher goes off to work, and Noriko begins straight ending up the house (reminding me of the women in the other films Katya talked about tonight), and then comes the scene with the watch, the moment the entire film has been building up to"). Por su lado -la narración alterna a Brill con Brick- Brick es aleccionado por Fricks (con alguna pedante incursión filosófica: "Is the name Giordano Bruno familiar to you?") y le informa que Duke, el novio de la camarera, es de los suyos y que no intente escapar más porque de lo contrario lo matará, pero cómo me matarás si estoy en un mundo paralelo según tú ("There are many realities. There´s no single world. There are many worlds, and they all run parallel to one another, worlds and anti-worlds, worlds and shadow-worlds, and each world is dreamed or imagined or written by someone in another world. Each world is a creation of a mind"), porque voy a hacerlo en sueños, le dice Fricks, pero eso no puedes hacerlo porque ya he soñado varias veces desde que estoy en tu mundo paralelo, pero es que lo voy a hacer cuando te duerma inyectándote un somnífero que tengo aquí... Demonios, esto es qué es, me digo. Brick se despierta junto a su mujer sudamericana, Flora, y le cuenta lo de Brill, lo de Fricks,..., y ella piensa que le toma el pelo, que si ha estado dos días de juerga que se lo diga claramente, y él le enseña la marca de la aguja en el brazo, lo que tampoco demuestra nada. Entonces Brick consulta en internet la existencia de Brill y descarta que todo haya sido un sueño y le dice a Flora que tiene que matar a Brill y Flora le dice que está loco o qué y pasa un mes y Brick no ha matado a Brill y entonces recibe la visita de Fricks que le amenaza con partirle los huesos y entonces Flora le dice a Brick que hay que matar a Brill pero Brick ya no quiere matar a Brill y manda a Flora a Argentina con sus padres. Entonces el escritor en la oscuridad -que no escribe, sólo piensa la novela- se acuerda de su hermana Betty y su marido Gil que era concejal cuando los disturbios de Newark de 1967 para seguir con la lagrimosa historia del fin de Gil y también de su hermana, por qué, se pregunta el lector, bueno, ya no se pregunta nada, le da todo igual -la excusa de Brill es que la mente da vueltas, rodeos, sin ton ni son-. Miriam además está escribiendo la biografía de una hija de Nathaniel Hawthorne y Brill se levanta a leerla porque la tiene en el escritorio desde hace un montón de tiempo y no le hacía ni caso pero casualmente ahora le ha dado el punto de leerla y nos la cuenta así por encima. Luego el final de la trama de Brick se precipita y como aún le queda un buen trecho para acabar el libro Auster se enfrasca en una nocturna conversación entre Brill y su nieta Katya en la que el escritor explica la  historia de amor con su mujer, y es horrible, y también se cuentan unas historias raras de una gente rara a la que le pasaron cosas raras. Luego se conoce la causa de la muerte del marido de su nieta Katya y es horrible, pero Brill recuerda un verso de la hija de Hawthorne, "As the weird world rolls on", y así acaba el libro.

2 comentarios:

Espinete Hardcore dijo...

Me ha encantado tu reseña de "Alicia en las Ciudades" yo también la he reseñado en mi blog de cine después de verla...aunque mi interpretación del film es bien distinta...un saludo.

k dijo...

muchas gracias, me alegra que te haya gustado, ahora leo tu reseña, un saludo