miércoles, 31 de agosto de 2011

Corrección, de Thomas Bernhard (II:notas)

Segunda parte del comentario. Profundizando en la obra. (Notas preliminares. Bosquejo.)

Corrección, de Thomas Bernhard se divide en dos partes:
1. La buhardilla de los Höller.
2. Examinar y ordenar.

En la buhardilla de los Höller el narrador -anónimo- se dedica a organizar los papeles de los trabajos intelectuales -redacciones descriptivas, hojas de cálculos, extractos de memorias, ...- de Roithamer. Estos papeles han sido atribuidos al narrador por un juez.  
La muerte de Roithamer.
Roithamer se suicida en un claro del bosque. Ese claro del bosque tiene un significado muy especial para el narrador, amigo de la infancia de Roithamer. La hermana de Roithamer -a quien estaba dedicado el proyecto vital de Roithamer, la construcción de un Cono en medio del bosque de Kobernauss- fallece de cáncer, entonces Roithamer se derrumba y es cuestión de tiempo su final.
La muerte de Roithamer arrastrará al propio narrador hacia las ideaciones suicidas. Si bien en un principio pensamos que el suicidio de Roithamer no afectaría a la actitud vital del narrador enseguida nos damos cuenta de que esto no es así pues el narrador ha vivido siempre pensando desde la mente de su amigo Roithamer.
Altensam.
Es la finca propiedad delos Roithamer, el sitio al que siempre ha querido ir desde niño el narrador y el sitio desde el que siempre ha querido huir Roithamer. El padre de Roithamer dio en herencia a Roithamer la propiedad de Altensam, a pesar de ser el mediano de sus hijos -para aniquilar Altensam y para aniquilar, en definitiva, a su propio hijo-. Roithamer se hallaba más cerca de la gente del pueblo de Stocket, de donde era el narrador, que de la altanería de Altensam.
La política.
El relato nos introduce en la mente de Roithamer, más incluso que en la del propio narrador. La revisión del legado de su amigo le sirve para ir conformando un collage biográfico que salpica de recuerdos propios -el festival de música donde Roithamer acertó a todas las rosas con su escopeta- con confesiones de Roithamer así como con la situación actual del narrador en la buhardilla de los Höller hojeando el material roithameriano. Uno de los aspectos que resalta el narrador de Roithamer es su preocupación por la política y por su Austria natal, de la que decía había que huir para no convertirse en un ser vil.
Por qué se suicida Roithamer.
La muerte de su hermana y la consecuente ausencia de significado de la construcción del Cono acaban con sus motivaciones personales.
"Pero no llegó a quemar el estudio, probablemente el estudio dejó de ser tan importante para él, porque no puede suponerse que, en fin de cuentas, hubiese olvidado el estudio cuando se mató, y porque en fin de cuentas nada es tan importante, como escribió también en otra nota y, en su última nota, todo da igual."
El claro del bosque y Stifter.
"Sobre ese claro del bosque, en el que nos encontrábamos a menudo, poniéndonos a hablar siempre enseguida de esa casualidad y de todo lo imaginable, escribió Roithamer una vez un pequeño artículo, que publicó luego en un  periódico de Linz, el ocuparse de Stifter y, especialmente, de la piedra caliza lo condujeron a ello y, en relación con esos temas,referido sólo al claro, que fue muy importante en mi vida, ese fragmento de prosa fue un buen ejemplo del pensamiento ulterior de Roithamer..."
Qué es la Corrección.
Roithamer rectifica y corrige profundamente su estudio sobre Altensam hasta derivar en un trabajo intelectual completamente distinto del inicial. Quizás la corrección sea el auténtico trabajo intelectual y nunca el estado inicial o final del estudio. El proceso como trabajo intelectual, la corrección como medio para alcanzar la intelectualidad, una intelectualidad que al fin y al cabo, ¿para qué sirve?
Amistad.
No sólo es importante para el relato la amistad de Roithamer con el narrador sino también de Roithamer con Höller quien le prepara la buhardilla para que Roithamer pueda llevar a cabo sus estudios intelectuales.
Reflexión: La construcción es finalmente finalizada, así como fue en ese momento fue finalizada la existencia de Roithamer y no con el fallecimiento de su hermana como pretende hacer creer la novela.
Nombres: en las novelas de Bernhard los nombres son fundamentales -por el eco repetitivo de la narración-, así encontramos un Höller como encontramos un Köller en Los comebarato.

sábado, 27 de agosto de 2011

Corrección, de Thomas Bernhard (I)

Korrektur.
Traducción de Miguel Sáenz.
Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 1975.

El narrador llega al valle del Aurach, a la casa del taxidermista Höller para ordenar los papeles intelectuales de su amigo fallecido Roithamer.
Roithamer daba clases en Cambridge, si bien aprendía cuando daba clases y daba clases cuando aprendía,  y en desplazamientos al valle del Aurach, a la llamada buhardilla de los Höller, una habitación especialmente habilitada para él y su trabajo intelectual, desplazamientos de quince días de duración Roithamer llevaba a cabo el proyecto de una edificación en forma de Cono en medio del bosque de Kobernauss y dedicada a su hermana.
Ahora que la hermana de Roithamer murió y que el propio Roithamer se suicidara meses después de que su hermana muriera el narrador debe llevar a cabo la ordenación de los papeles de su amigo Roithamer, suicidado. Para este trabajo -no menos intelectual que el propio proyecto de su amigo Roithamer- el narrador se hospeda en la propia buhardilla de los Höller donde Roithamer llevara a cabo su proyecto del Cono en medio del bosque del Kobernauss. Curiosamente los Höller denominaban a la buhardilla de los Höller, así Roithamer, la buhardilla de Roithamer, lógicamente, por otra parte.
Los papeles de Roithamer se dividen en dos grandes grupos: 1. los papeles empleados en la construcción del Cono, repletos de cifras y fórmulas, y 2. los papeles que iban a conformar la explicación de la construcción del Cono, de mayor volumen que los anteriores (también lógico).
El hecho de que Roithamer sólo pudiera desarrollar su pensamiento en la buhardilla de los Höller tenía que ver con la naturaleza de ese pensamiento, es decir, debía tratarse de un pensamiento relativo a la propia buhardilla de los Roithamer, lo cual convertía la buhardilla de los Roithamer en el sitio ideal para que el narrador llevase a cabo el estudio de los papeles de su amigo, fallecido.
Qué nos encontramos ya de característico en las primeras páginas de este extraordinario libro de Bernhard -en el cénit de su talento creativo-:
1. el trabajo intelectual: en esta ocasión se trata de un trabajo intelectual sobre un trabajo intelectual, no tanto la elaboración del Cono, que pasa de ser un trabajo intelectual para ser una obra arquitectónica, si bien ambos amigos siempre odiaron la palabra arquitectura y derivados, sino sobre la explicación de ese trabajo arquitectónico;
2. el suicidio como único final posible ante el abatimiento producido por la incapacidad de completar un así llamado trabajo intelectual: en este caso ya consumado -en la persona de Roithamer- y no sobrevolando la vida del narrador, al menos en principio;
3. la soledad como único medio de llevar a cabo un trabajo intelectual -simbolizando este trabajo intelectual la existencia en definitiva-: en la buhardilla de los Höller (el valle del Aurach), tanto por Roithamer como por el narrador después.
4. la amistad: entre Roithamer y el narrador;
5. menciones literarias: a Schopenhauer y a Las afinidades electivas de Goethe y al Viaje sentimental de Laurence Sterne -leídas por Roithamer en la buhardilla de los Höller-. Fue cuando me dije, tengo que leer a Schopenhauer, y tengo que leer Las afinidades electivas de Goethe y El viaje sentimental de Laurence Sterne y por tanto el Tristram Shandy de Laurence Sterne y Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister de Goethe también.
Resumiendo:
Antes de comenzar la novela ha sucedido que:
- Roithamer se hospeda en la buhardilla del taxidermista Höller en el valle del Aurach en períodos de quince días para llevar a cabo el proyecto de la construcción del Cono en el bosque de Kobernauss;
- Roithamer consigue construir una carretera perfectamente asfaltada hasta el medio del bosque-obteniendo oscuros permisos y licencias en territorio estatal- y parece ser que también finaliza la construcción del Cono, o al menos lo lleva muy avanzado;
- la hermana de Roithamer a quien iba destinada la construcción muere;
- Roithamer se suicida meses después;
Ya al comienzo de la novela:
- el narrador llega a la buhardilla de los Höller para ordenar los papeles de su amigo Roithamer.
- el narrador explica más o menos , con circunloquios y repeticiones lo que he resumido someramente (de la página 9 a la 27).
Demonios, me dije, no sé si podré llevar a cabo este proyecto de "comentario en fases". Está claro que ¡debe ser realizado en la buhardilla de los Höller!

martes, 16 de agosto de 2011

El túnel, de Ernesto Sábato

Estamos ante la primera novela de Ernesto Sábato. Mi hermano pirlosky me dijo: no escribas unos comentarios tan largos, pon cualquier cosa y te lo quitas de en medio. Bien, te haré caso, le contesté.
Juan Pablo Castel es un pintor -parece que surrealista- que un día en una exposición de su obra observa cómo una mujer se queda pensativa frente a una ventana de uno de sus cuadros -una ventana a la que nadie le hace ni puñetero caso, no sé, no me pregunten cómo Castel advierte ese peculiar detalle observacional-. A partir de entonces Castel ideará variadas tentativas de encuentros con la desconocida -de la que se ha enamorado perdidamente, no sé, no me pregunten por qué, supongo que porque se fijó en uno de sus cuadros, la vanidad es así de caprichosa, aunque, verdaderamente, nunca he leído nada convincente acerca del cómo ni el porqué alguien se enamora, yo tengo mi propia teoría, pero es tan farragosa que ni yo mismo la entiendo-. Castel piensa que ella es la única persona del mundo que ha comprendido su obra -una obra que ni él mismo comprende, por cierto.
Publicada en 1948, el comienzo de El túnel -una metáfora del ensimismamiento metafísico del solitario- recuerda -anacrónicamente- a Crónica de una muerte anunciada de García Márquez (1981): " I. Basta decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso están en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona."
Estamos pues ante una historia de la que conocemos el trágico final.
Antes de enfrentarse con la sucesión de hechos que llevaron a matar a María Iribarne, Castel hace una especie de reflexión personal que nos revelan algunos capítulos de su particular personalidad.
1. Es un tipo poco sociable:
"Diré antes que nada, que detesto a los grupos, las sectas, las cofradías, los gremios y, en general, esos conjuntos de bichos que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía semejante. Esos conglomerados tienen una cantidad de atributos grotescos: la repetición del tipo. la jerga, la vanidad de creerse superiores al resto."
Definitivamente aquí deducimos que Castel se siente tan superior como los miembros de esos grupos que detesta precisamente por su aire de superioridad -un galimatías superior-.
2. Alusión -¿humorística?- a la indefinición de quién está loco y quién cuerdo, que nos prepara para descubrir en Castel una mentalidad al borde de la insanidad.
"A algunos los conocía de nombre, como al doctor Goldenberg, que últimamente había tenido mucho renombre: a raíz de haber intentado curar a una mujer los metieron a los dos en el manicomio. Acababa de salir. Lo miré atentamente, pero no me pareció peor que los demás, hasta me pareció más calmo, tal vez como resultado del encierro. Me elogió los cuadros de tal manera que comprendí que los detestaba."
Me gusta de este párrafo la elección del nombre del doctor. Por un lado alude a la figura de Goldberg, el alumno para el que Bach escribiera sus célebres Variaciones Goldberg, si bien en la época de la escritura de la novela de Sábato aún no había grabado Glenn Gould su primera versión (de 1955, la segunda del 81) y que haría más popular esta obra bachiana. El nombre está disfrazado por el término golden, dorado, reivindicando cierta magnificiencia áurea de la música de Bach. Supongo que todos son suposiciones mías que nada tienen que ver con la realidad sabatiana.
El hecho de que intentar curar a un loco derive en la entrada en el manicomio de ambos -sanador e insano- satura de anormalidad el mundo real y el esquizoide, creando confusión entre las reglas que dictaminan las diferencias entre la cordura y la locura.
3. Este tipo odia a los críticos.
"LOS CRÍTICOS. Es una plaga que nunca pude entender. Si yo fuera un gran cirujano y un señor que nunca ha manejado un bisturí, ni es médico ni ha entablillado la pata de un gato, viniera a explicarme los errores de mi operación, ¿qué se pensaría? Lo mismo pasa con la pintura. Lo singular es que la gente no advierte que es lo mismo y aunque se ría de las pretensiones del crítico de cirugía, escucha con un increíble respeto a esos charlatanes. Se podría escuchar con cierto respeto los juicios de un crítico que alguna vez haya pintado, aunque más no fuera que telas mediocres. Pero aún en ese caso sería absurdo, pues ¿cómo puede encontrarse razonable que un pintor mediocre dé consejos a uno bueno?"
Aquí habría que hacer una serie de puntualizaciones:
3.1- el ejemplo del cirujano es bastante desacertado, primero porque la medicina no es un arte, y segundo porque la medicina conlleva un protocolo de actuación y es fácil identificar si ha existido un error.
3.2- En la pintura existe una materia indispensable a la hora de criticar a un artista que no es otra que la historia del arte. Yo puedo ser un gran pintor pero si no tengo conocimientos sobre la historia del arte no estaré facultado para elaborar una visión crítica de mi propia obra. Le pondría un contraejemplo a Sábato, ya que gusta de la demagogia. Yo soy incapaz de blanquear la fachada de la casa de mis padres pero si llega el pintor de turno y la pinta de cualquier manera, con chorreones, zonas de diferentes blancos, el jardín infestado de manchas de cal, etc... creo que podré criticar su trabajo, aunque yo fuera incapaz de hacerlo mejor. Me recuerda esto a la polémica de los foros de música. Yo digo: el último disco de Maiden es bastante flojito, y entonces me salta el fanático de turno: pues tú no lo harías mejor. Primero, usted no sabe si yo lo haría mejor o peor, en el supuesto de que contara con los medios de Maiden, segundo, yo no soy Iron Maiden ni he demostrado mi talento tal y como han hecho ellos en el pasado.
3.3- Es decir, para criticar la obra de un artista no hay que ser artista, se puede ser un gran artista y un malísimo crítico y un gran crítico y no tener ni idea de pintar.
3.4- los críticos no sólo son -lamentablemente- indispensables en el actual mundo del arte sino que en ocasiones son más importantes que los propios artistas  -Greenberg-, tan sólo hay que remitirse a El arte de la palabra de Thomas Wolfe para demostrarlo -si bien, y paradójicamente, el libro de Wolfe opera del mismo modo que él critica, debatiendo a partir de la palabra el dudoso talento de algunos artistas, léase igualmente "críticos"-.
Definición de la novela:
Supongo que lo más fácil es decir que es una novela existencialista -está inundada de recovecos melancólicos, sin salida, reflexivos, de oquedades, de sinsabores- pero también puede ser leída como una novela de terror psicológico, o de caso clínico.
La carta de Maria Iribarne. Recuerdos:
"Es curioso, pero vivir consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y la desesperanza."
De ahí que la desmemoria opere menoscabando la entereza del ser humano. Aunque, si nos remitimos a cierta polémica entre dos personajes en Las voces de Ruidera de García Pavón -muy dado a las discusiones poliexistencialistas- redundaremos en la necesidad de ese borrado parcial -y si no que se lo pregunten a Funes el memorioso, de Borges-. Es ese proceso de dselección de recuerdos el que nos distancia de la realidad y nos prepara para acontecimientos futuros.
La belleza es triste.
"La tristeza fue aumentando gradualmente; quizá también a causa del rumor de las olas, que se hacía cada vez más perceptible. Cuando salimos del monte y apareció ante mis ojos el cielo de aquella costa, sentí que esa tristeza era ineludible, era la misma de siempre ante la belleza, o por lo menos ante cierto género de belleza."
Es una sensación extraña, la de la contemplación de la belleza, como cuando vemos ese Pinturicchio de la Pinacoteca Ambrosiana de Milán, o escuchamos esa Chacona de Georg Muffat. Estamos ahí, con cara de lelos, sin saber qué hacer con esa dimensión desconocida que acabamos de descubrir.

En general es un libro digno para ser una obra debutante, que bebe de la búsqueda del yo dostoievskiano, y que mantiene un planteamiento bastante original -si bien en ocasiones peca de ingenua-, pero que dista mucho de la obra posterior del argentino, más compleja e incatalogable.
Esta edición tiene además un extenso prólogo de Ángel Leiva que pretende desenmascarar la estética sabatiana, haciéndonos un verdadero lío ("... sin recurrir a la idea folletinesca y rosa de las novelas propias de la civilización y que nos divulgan, crea por momentos una superficie inexpugnable y sórdida que sólo puede ser  la equivalencia de ese tiempo al que nos encontramos enfrentando -sic, ¿enfrentado? y sic, en general todo el prólogo-").
Existen al menos dos versiones cinematográficas, una de León Klimovsky, de 1952, y otra de 1987, de Antonio Drove, con Jane Seymour, y Fernando Rey.

viernes, 5 de agosto de 2011

Memorias del subsuelo, de Fíodor Dostoievski


En esto que va Dostoievski y divide la novela -dicen que filosófica- en dos partes, a saber:
Primera parte: El subsuelo (11 capítulos).
Segunda parte: Sobre el aguanieve (10 capítulos).
En la primera parte leemos un monólogo (aquí se suele introducir la expresión monólogo interior, queda muy enigmático). Los temas del monólogo:
- la venganza;
- conversión en insecto -anecdótico pero significativo y visionario-: como símbolo de insignificancia o bien de ausencia de responsabilidad;
- el subsuselo: algo así como el subconsciente, plagado de "situaciones sin salida, deseos insatisfechos, fiebre de incertidumbres, decisiones tomadas para la eternidad"...
Yo veo el subsuelo como un sótano -nada metafórico, simbólico si se quiere pero totalmente físico-, es decir, un sótano donde se esconde el tipo y se aisla del exterior, del prójimo, y de su propio yo.
Autobiografía:
Hay en la primera parte una reflexión acerca de la naturaleza de las confesiones del escritor. En definitiva cualquier libro debería ser autobiográfico: Heine afirma que las autobiografías auténticas son algo como los imposibles, y que el hombre cuando habla de él miente siempre. Habría que recordar aquello que dijo Eco en una entrevista hace unos años sobre que la novela de ficción era más verdadera que cualquier hecho real ya que el hecho real estaba condicionado por la percepción del individuo y la obra de ficción era -aunque en la ficción- tal cual describía el autor. Es decir, que Dostoyevski puede falsear su realidad pero no puede falsear la realidad inventada.
Resulta fascinante cómo existe una conexión Dostoyevski-Borges a través de Heinrich Heine (magistral Memorias de Schnabelewopski, comentadas en mi blog de pintura con motivo de una entrada sobre Jan Steen jan-steen-en-memorias). En la entrevista de A fondo de 1976 Borges recita en alemán, a petición del entrevistador, unos versos de Heine, sin duda un autor admirado por él.
Como de cualquier forma estas Memorias del subsuelo son ¡unas memorias! el narrador concluye: "no quiero estar incómodo en la redacción de mis memorias. No quiero seguir ningún orden ni sistema. Escribiré según me vaya acordando..."
Y ahora pienso, quién decía recientemente que la biografía era el peor género de narración, o el menos sincero,...., ¡era Lem!, o el falso Lem... Y quiere hacernos creer que lo dijo alguien que escribió la brillante El castillo alto;
- la predestinación versus la voluntad humana: "la ciencia ha logrado anatomizar al hombre tan bien, que ahora ya sabemos que la voluntad y el llamado libre albedrío no son más que...", esta idea es muy abordada por los intelectuales, si alguien actúa de algún modo es porque está prefijado por su cultura, su pasado, su educación,..., y no tiene elección de actuar de otro modo. Los librepensadores dirán, pero podía haber actuado de otro modo. Pero no lo hizo, en realidad no podía haber actuado de otro modo, en definitiva. Como quiera que la realidad no es bivalente y no puede bifurcarse -como los senderos del jardín de Borges, o las infinitas variaciones de la novela de uno de sus personajes- no hay forma objetiva de refutar tal condición.
También leemos al respecto: "todos los quereres y razonamientos podrán ser perfectamente calculados", realmente me preguntaba si la palabra "quereres" podía existir y aquello me alejó algo del verdadero sentido de la idea de Dostoyevski, una idea que me recordaba a cuando Thomas Bernhard dijo algo así como "todo es repensado", una sentencia bastante desmoralizadora, porque ¿para qué estar todo el día ahí, pensando y pensando cosas, si al final todo lo ha pensado ya alguien antes? ¿Acaso el hecho de que fuera repensado daba más valor a aquello que era pensado, es decir, que lo pensado por segunda, tercera, o muchas más veces tenía más valor que esa misma cosa pensada la primera vez? ¿Acaso era como la dificultad de crear después de Bach? Porque claro, Bach fue un gran creador pero NO TENÍA a un Bach antes que él mientras que los demás compositores después de Bach sí tuvieron un Bach antes que ellos. Esto no tiene nada que ver, o al menos, poco que ver, si bien sí algo que ver, en definitiva todo tenía que ver con todo y nada tenía que ver con nada. Y sobre todo, decirle al bueno de Bernhard ¿fue él el primero en pensar que todo era repensado o era algo ya repensado también?
"Efectivamente podría calcular con antelación toda mi vida treinta años antes." Pero claro, y siguiendo con el razonamiento anterior bien podría pasar que alguien ya la hubiera pensado por mi, con lo que mi vida la podrían haber vivido otros muchos antes que yo, y en ese sentido, ¿cuánto me pertenecía realmente de mi propia vida? ¡Otra vez Lem! y sus vidas dirigidas, y Borges, y Heine, y las vidas inventadas de artistas de Beckford, y Borges otra vez, y Lem... 
Me gusta especialmente una frase en la que Fedor cuestiona -ridiculiza, teatraliza- las decisiones del ser humano: En el capítulo I. "Pero a pesar de todo me quedaré en San Petersburgo, ¡no abandonaré San Petersburgo! No o abandonaré porque... Eh, es exactamente igual que lo abandone o no." La intención de no abandonar San Petersburgo se torna ridícula cuando uno la repite una y otra vez, cualquier idea se convierte en ridícula cuando uno la repite muchas veces, la propia existencia, por supuesto, leer este libro, por ejemplo, pero no digo leer este libro una y otra vez sino LA IDEA de releer el libro, repetirse esa idea en la cabeza, hasta que pierde cualquier sentido, de alguna forma la repetición infaculta a la razón, la deja desprovista de cualquier significado coherente. Sin embargo no creo que esta incertidumbre sobre el hecho de quedarse o no en San Petersburgo tenga nada que ver con la repetición de la idea. Debe ser más bien acerca del arraigo del ser humano sobre su lugar de origen, un arraigo que los científicos no han conseguido -o no han querido- dilucidar. Hay tantas cosas que los investigadores no investigan, por ejemplo, los sueños, vale, Freud pasó horas pensando el tema pero ¿por qué soñamos, por qué nuestra mente es tan poderosa en el sueño y tan ineficaz en la vigilia, cómo sabe el cuerpo que debe "apagarse", por qué la autonomía del ser humano coincide fantasmalmente con la presencia diurna, no es raro esto?
En el capítulo 2 encuentro un tremendo guiño a la futura Metamorfosis de Kafka: "Solemnemente declaro que muchas veces he querido convertirme en un insecto. Pero ni siquiera se me ha concedido ese honor." Lo que más me gusta es que lo declara SOLEMNEMENTE, porque convertirse en un insecto -no especifica en cuál, yo me inclino por una cucaracha- es algo solemne -desde la ridiculez, por el tamaño y por su carácter rastrero y escurridizo-.
Para más tarde reincidir en el tema:
Capítulo IV Sobre el aguanieve: "Zverkov me contemplaba en silencio, como si yo fuera un insecto." Aún no se ha convertido intrínsecamente en un insecto pero al exterior puede presentarse como tal a los ojos del enemigo -sin conocer ese enemigo que es un devaneo personal del propio narrador, convertirse en un insecto: ¿nació de ahí la idea de La metamorfosis?-.
Encuentro una idea -ya mencionada arriba- que desarrollarán más adelante Stanislaw Lem y Jorge Luis Borges -otra vez, otra vez-, la de la predestinación -en forma de empresas vendedoras de oportunidades de Being, Inc., en el primero y de La lotería en Babilonia en el segundo-: Capítulo VII El subsuelo:" ... basta descubrir estas leyes de la naturaleza pasa que el hombre no sea responsable de sus actos y para que le resulte muy fácil vivir. Entonces cae por su propio peso que todos los actos humanos estarán matemáticamente calculados según estas leyes, se hará una especie de tabla de logaritmos, hasta el 108000, y se incluirán en los calendarios; o, mejor aún, se harán unas buenas publicaciones, al estilo de las actuales diccionarios enciclopédicos, en los que todo está calculado y establecido con tanta precisión, que ya no se darán en  el mundo ni acciones ni aventuras.
Actividad ¿cultural?
Cap. IX (al hombre) "Le gusta estar ocupado hasta alcanzar un fin, pero, una vez  que lo ha conseguido, no se siente feliz, y se entiende que esto es un hecho terriblemente cómico. Resumiendo, el hombre es muy raro; y todo esto,  como puede verse, es un rompecabezas."
¿Por qué estáis tan firme y solemnemente convencidos de que sólo lo normal y lo positivo, o sea, sólo  el bienestar sea ventajoso para el hombre? ¿No es posible que la razón induzca a error en relación con estas ventajas? ¿No podría suceder que al hombre no le guste sólo estar bien? ¿Que le guste tanto por lo menos el sufrimiento? ¿Que el estar mal le suponga tanta ventaja como el estar bien?"
Segunda parte.
Titulada "Sobre el aguanieve" nos imaginamos a Fedor caminando por el puente del zar Alejandro III sobre el río Neva.
Contradicciones.
Cap I: "estaba lleno de contradicciones. Así, a veces no me gustaba nada ir a la oficina, incluso muchas veces volvía a casa enfermo. Pero, de repente,  sin saber cómo ni por qué, empezbaa una fase de escepticismo e indiferencia (en mí todo era así, por fases), y yo mismo me reía de mi intolerancia y repulsa, y me autoinculpaba de romanticismo. Tan pronto me daba por hablar con nadie como me ponía no sólo a hablar, sino hasta bromear amistosamente con todos."
Las contradicciones al fin y al cabo van conformando la esencia de la persona. No creo que sea perjudicial aceptar las contradicciones -ni que existan, y no sólo en el transcurso del tiempo sino concidiendo en él, como dos caras de una misma persona-, porque en realidad esas contradicciones no son tales, y si investigamos en el profundo origen y procedimiento de cada una de ellas observaremos cómo no sólo no son contradicciones sino que además convergen inexorablemente en la dicción (el opuesto de contradicción, demonios).
La lectura.
Siempre es importante leer, hasta que deja de ser suficiente -¡eso nunca!-, o hasta que te hunde -¡con Bernhard,demonios!-.
"En casa, en primer lugar casi siempre estaba leyendo. Intentaba sofocar con impresiones externas todo lo que me bullía sin para dentro. Y las únicas impresiones externas que podía conseguir me venían de la lectura. La lectura, sin duda, me ayudaba mucho, me conmovía, me deleitaba y me atormentaba. Pero en algunos momentos me aburría mortalmente."
El aburrimiento era lo peor, pero en esos casos lo mejor era cambiar de libro, no era la lectura lo que aburría sino el libro que se estaba leyendo -o el estado anímico del individuo, o físico-, y cuando me aburría siempre recogía algún libro de Thomas Bernhard y enseguida el aburrimiento se disipaba en un halo de locura y prestidigitación.
Ideas brillantes.
A veces nos asaltan ideas tan brillantes que no reparamos en lo absurdo de su concepción: "Y de repente me vino una idea muy brillante "¿Y si -pensé-  cuando me cruzo con él, no me apartara? ". Pero vamos a ver, eso es como pensar ¿y si le partiera la cara a este compañero de trabajo? Traería consecuencias, extrañas consecuencias, incluso puede que fatídicas, ¡sobre todo para su cara!
"Aquella temeraria idea se fue apoderando poco a poco de mi hasta que no me dejaba en paz." El narrador está harto de apartarse siempre ante un oficial orgulloso y el día que decide no apartarse... entonces... todo se queda en una idea de rebeldía, una idea que sufrague la impotencia del ser humano ante la sociedad.
La infancia.
¿Romper o no romper con ella? La infancia suele oscilar en nuestro recuerdo entre lo onírico y lo irreal, y en esa etapa nacen la confusión de lo recordado, la manipulación incluso de esos recuerdos, la intangibilidad, la insoportable imposibilidad de corroborar esos recuerdos, de contrastarlos, hasta que al final se van diluyendo en una trama de escenas neblinosas o sucesos inútiles que se niegan a desaparecer. 
cap II. "Hubiera sido capaz de pedir mi traslado, con tal de no encontrarme con ellos y romper definitivamente con mi odiosa infancia. ¡Maldito el colegio y esos terribles años de presidio! En una palabra, rompí con mis compañeros nada más verme libre.  Sólo había dos otres con los que me saludaba cuando nos encontrábamos."
Al final la infancia termina por concentrarse en una falacia de años añorados y entrañables cuando la mayoría de las veces es de una infatigable insoportabilidad -muy parecido al mundo del adulto, por tanto...-.
Superioridad.
No sé por qué siempre creemos que somos superiores a los demás aunque sepamos que no lo somos.
"cap III. Entendían tan poco de las cosas más necesarias, les interesaban tan poco las cosas más interesantes, que involuntariamente empecé a considerarlos inferiores a mí." Claro, lo interesante es sólo lo que nos parece interesante a nosotros, jaja.
Pues parece que con El doble comparte estas Memorias del subsuelo algo más que las características de rareza del protagonista, también trabaja en una oficina, tampoco se habla con sus compañeros de colegio, de trabajo, ¡hasta su jefe se llama igual!: cap VIII. " Apelé a un medio heroico:  pedirle prestados hasta 15 rublos  a Anton Antonovich. Por un afortunado capricho éste se encontraba esa mañana de muy buen humor y me los dio nada más pedírselos." Lo heroico redunda en la bajeza entonces.
Escenas.
- La comida en el Hotel París.
Es la escena central de la novela. En ella el narrador se invita a una comida con antiguos compañeros. Allí vivirá un tira y aflojas desde el principio -retrasaron una hora la cita y no le avisaron- hasta conseguir que el protagonistas se retuerza sobre sí mismo, ofenda, pida perdón, desafíe a un duelo, ... tantas vueltas para no pagar. Me hubiera gustado escribir un comentario exclusivo de esta escena, escribir un libro si acaso, una reinterpretación, un bosquejo de tesis doctoral, hasta que pensé que era mucho mejor no hacerlo, mucho más fácil en definitiva. De modo que sólo mencionaré las escenas, que cada uno lea su propias Memorias del subsuelo.
- El encuentro con Lisa en la casa de citas.
- La visita de Lisa a casa del narrador.

Personajes.
Zverkov: el antiguo compañero de estudios homenajeado en su próxima partida.
Trudolyukov: ex-compañero de estudios.
Ferfichkin: igual que el anterior.
Simónov: igual,y único amigo que le queda al narrador.
Lisa: la prostituta de quien se enamora el protagonista.
El criado Apollon: con quien mantiene una simpática relación de odio-dependencia ("¡Lo mataré! -exclamé de pronto, soltando un puñetazo en la mesa con tanta fuerza, que saltó la tinta del tintero.")
Cartas.
En El doble las cartas jugaban un papel fundamental, en esta novela -anteriormente comentada por Kovalski- estas cartas eran transcritas tal cual. En este caso Dostoievski tan sólo menciona alguna de estas cartas pero sin hacerlas un personaje más com osí ocurría en El doble, por ejemplo a Simonov, disculpándose por su comportamiento en el Hotel París.
Cap. VIII. "Nada más llegar a casa, escribí a Simonov."
La relación con Simonov es muy interesante y es deudora de una mayor análisis -para el que no estoy preparado, por supuesto-. Tampoco aspira este comentario a más, es simplemente un comentario.
Conclusión.
Una novela fragmentaria (de 1864), con menos desarrollo narrativo que El doble (de 1846), en definitiva, una novela donde rezuma el gran talento de Dostoyevski y que al lector se le antoja inacabada -y quizás ahí radique su inocencia, su excelencia, su fascinante complejidad y su virtuosa modernidad-, y que de alguna forma supone un adelanto de lo que serán sus grandes obras maestras.

Nota: cualquier parecido entre esta reseña y la realidad del libro de Dostoyevski no es más que una coincidencia, así que no lo tengan en cuenta, por favor.