jueves, 20 de marzo de 2008


Intervención Divina,
de Elia Suleyman.

Un Papá Noel huye campo a través de unos jóvenes que le persiguen. Lleva clavado un cuchillo en el pecho y los regalos se le caen de la mochila que cuelga en su espalda. Un vecino recorre la calle con su coche y saluda a todos con la mano a la par que dedica a todos y cada uno de ellos improperios entre dientes. Una crónica de amor y dolor. Suleyman es un palestino que vive en Nazareth. Un balón aparece y desaparece frente a unos ancianos que toman el sol en su terraza. Unos jóvenes matan a palos a una serpiente en un jardín descampado. Un tipo tira cada día su bolsa de basura en el jardín de la vecina. Una hermosa chica cruza el checkpoint entre Ramala y Jerusalén sin que los soldados puedan evitarlo. Papá está enfermo. El hijo le pela el huevo cocido al padre, no cruzan ni una palabra. Jerusalén. Estoy loco porque te quiero y un globo naranja con un dibujo de la cara de Arafat sobrevuela el check point ante la atónita mirada de los soldados israelíes. La pareja se cita en el checkpoint para hacer manitas. Cansado del vacile de quien ha aparacado en doble fila el conductor arranca la matrícula del vecino. Suleyman despega uno de esos papelitos post it amarillos. Una turista pregunta a un policía y éste hace salir a su detenido del furgón para que le indique dónde se encuentra la iglesia del Santo Sepulcro. Los soldados entrenan en el campo y no pueden hacer nada frente a la justiciera palestina que los aniquila. Al leer los créditos -sobre música de la sensual egipcia Natacha Atlas- advierto que el Santa Claus del comienzo es Michel Picoli (St Claus breathing).

Dirección y guión: Elia Suleiman.
Año: 2001.
País: Francia, Palestina.
Duración: 93 min.
Interpretación: Elia Suleiman (E.S.), Manal Khader (Mujer), Naeif Daher (Padre), Emma Boltanski (Turista francesa), Amer Daher (Auni), Jamel Daher (Jamal), Nazira Suleiman (Madre), George Ibrahim (Santa Claus), George Khleifi (Vecino de Jerusalén).
Música: Mirwais y Natacha Atlas.
Fotografía: Marc-André Batigne.

Premio del jurado en Cannes 2002.
Mejor película internacional en los Premios del cine europeo 2002.
No se pudo presentar a los Oscar porque la Academia de Hollywood no reconoció a Palestina como país.

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