miércoles, 19 de agosto de 2009

El nido vacío, de Daniel Burman


Un hombre y una mujer.

Flotando en el agua.

¿Están muertos?

En una libretilla, y sentado en su sillón del salón, así comienza el escritor Leonardo Vindel su nueva novela. El nido vacío refleja la crisis emocional y creativa que este autor sufre en plena madurez. Con ella Daniel Burman se confirma como uno de los grandes nombres del cine argentino. Rodeado por grandes talentos como Cecilia Roth y Oscar Martínez Burman rueda una fábula sobre los sueños, la inseguridad, y el vacío existencial. Vindel conoce a un doctor en psiquiatría en una de las múltiples reuniones con antiguos compañeros de facultad de su mujer Marta -deslumbrante Roth. Éste le habla del trabajo que está llevando a cabo. Estudia esa anomalía psicológica por la cual el individuo llega a creer como verdaderas fantasías no ocurridas en la realidad. A partir de ahí Vindel planifica una fantasía que no termina de desvelarse como cierta o imaginaria en un inteligente juego de prestidigitación que embauca al espectador más exigente. La atrevida forma de rodar, cámara en mano, los chispeantes diálogos entre Roth y Martínez -el fantasma de los celos como detonante de una nueva vía de comunicación en la pareja ya hastiada-, la habilidad en filmar cruces de miradas, gestos de disconformidad, de resignación, de esperanza, y la solidez de un guión -aunque traumático en ocasiones con saltos cronológicos no siempre bien definidos-, dotan a la película de una magia singular. La crisis está plenamente instalada en su vida. Su mujer flirtea con un compañero que le canta en su propio disco, su hija está tan distante que casi no la reconoce, su hijo ni aparece en la película, su talento está encallado, se le caen los dientes... La aparición en la familia de un nuevo escritor talentoso desplaza a Vindel a un segundo plano patético. Su amor platónico por una joven dentista cobra forma en las escenas más líricas de toda la proyección (el paseo por el parque volando la avioneta de control remoto, el beso oculto al despedirse en el coche de él,...). La brillantez de su yerno le conduce incluso a "copiar" ideas. Al final, un viaje reconciliador se torna en una expresiva llama de vida, una refulgente iniciación a una nueva obra, un paisaje tan perturbador como idílico, la sal del mar Muerto hace flotar a las personas. Una desconcertante regresión replantea todo lo visto, la fantasía como parte de la realidad, el proyecto de su nuevo libro, un tipo que quiere rectificar ciertos pequeños detalles de su vida anterior conforman una visión alternativa que no deja indiferente.

4 comentarios:

e. r. dijo...

Hola, Kovalski

voy a ponerme a ver esta peli ahora mismo, mientras ceno.
saludos

k dijo...

espero tus comentarios,e.r., a mi me gustó bastante, saludos

e. r. dijo...

Hola, Kovalski!
La vi anoche y me encantó! Fue una sorpresa el giro que toma la película, un homenaje muy dulce a la labor creativa.
Óscar Martínez es un capo aquí,
Saludos y gracias por la recomendación.

k dijo...

pues no conocía a este gran actor, Oscar Martínez, la verdad es que hace un papel extraordinario, y Cecilia Roth también está inconmensurable. Me alegra que te haya gustado mi recomendación, saludos