jueves, 8 de septiembre de 2011

Corrección, de Thomas Bernhard (y VI): La corrección. Suicidio. Y conclusión.

Entramos en la recta final de la novela. El narrador continúa leyendo el legado de Roithamer. Su relación con la madre, la mujer de Eferding, y con sus hermanos (adoración por su hermana, odio con sus hermanos eferdinguianos).
La historia de su tío, que se tiró de cabeza al pozo, de su primo que se precipitó a la sima dejando las zapatillas en la cumbre.
La historia de una corrección, en definitiva.
"Realmente estoy asustado de todo lo que he escrito ahora, porque todo fue muy distinto, pienso, pero corregiré lo que he escrito, no ahora, lo corregiré cuando llegue el momento de esa corrección, entonces lo corregiré y entonces corregiré lo corregido y lo corregido lo corregiré entonces otra vez y así sucesivamente, así Roithamer."
No es lo mismo corregirse a sí mismo que corregir a los demás, corregir a los demás es muy fácil pero corregirse a uno mismo no lo es tanto.
"Continuamente nos corregimos y nos corregimos a nosotros mismos con la mayor desconsideración, porque a cada instante nos damos cuenta de que todo (lo escrito, pensado, hecho), lo hemos hecho mal, de que hemos actuado mal, de que, hasta ese momento, todo es una falsificación, y por eso corregimos esa falsificación, y la corrección de esa falsificación la corregimos otra vez, y corregimos el resultado de la corrección de esa corrección, y así sucesivamente, así Roithamer."
La cuestión está en si cuando estamos haciendo la primera corrección somos conscientes de cuál sera la segunda corrección y cuando ésta cuál será la tercera corrección y si habrá una cuarta corrección, porque de ser así podríamos comenzar directamente por la última corrección y nos ahorramos el resto, a no ser, claro, que la verdadera cuestión sea la importancia del hecho de corregir, porque corregir dota al ser humano de un poder estratosférico, un control absoluto sobre su vida y sobre su pensamiento, corregirse a sí mismo es la actividad más útil que cualquier humano puede llevar a cabo, sobre todo si con eso ahorra papel.
Suicidio, pero no tanto.
"Como había hablado de ello tan a menudo (su primo) y con tanto apasionamiento y con tanto espíritu científico al mismo tiempo, no habían creído ya realmente que se suicidaría, porque quien habla tanto de ello como nuestro primo, lo mismo que, por lo demás,, también los otros, como su padre, por ejemplo, hablaba del suicidio una y otra vez y con cabeza cada vez más clara,, ése no se mata en definitiva,, al contrario, porque una persona así tiene ininterrumpidamente en la cabeza una idea de clara de suicidio y por eso no se suicida,, a causa de esa aclaración en su cabeza y de la continua capacidad para analizar esa claridad, sencillamente, no puede cometer ya un suicidio, porque esa persona se aclara siempre el suicidio, así Roithamer,..."
Pensar en el suicidio es algo bueno porque puedes analizar todos los detalles del suicidio, puedes llevar a cabo un auténtico acercamiento analítico del suicidio y en definitiva puedes salvarte del suicidio pensando continuamente en el suicidio porque sólo se suicidan aquellos que nunca piensan en el suicidio, que, digamos, nunca han realizado un verdadero acercamiento al hecho de suicidarse. Salvo el primo de Roithamer, claro.
Quién necesita las reuniones sociales.
"Si somos sinceros, comprendemos que casi todas las conversaciones en que nos vemos metidos, sin que sepamos cómo ni por qué razón, son inútiles, siempre conversaciones que no son convenientes para nosotros, que sólo nos debilitan. En el momento oportuno tenemos que levantarnos de esas reuniones sociales, circunstancias y situaciones e irnos, como es natural, a un estar solos bastante largo, largo, siempre infinito, así Roithamer."
Vamos a ver, Roithamer, a quién se le ocurre ir a reuniones sociales cuando tienes que realizar un trabajo intelectual sobre el estramonio y otro sobre genética y además tienes que construir el Cono, cuando tienes que alternar dos trabajos intelectuales, incluso estando en Altensam con los diplohaploides y cuando estás en Cambridge con el Cono, y cuando tienes que estudiar Estática durante tres años para poder construir el Cono y también cuando tienes que hallar el centro geométrico del bosque de Kobernauss incluso cuando los más expertos dicen que resulta imposible determinar ese centro geométrico del bosque de Kobernauss.
Consecuencias de ser un tipo raro.
"Es cotidiano ese levantarse e irse, el dejar siempre una reunión social que nos repugna, así Roithamer. Pero, como consecuencia de nuestro marcharnos, nos declaran locos y nos odian cada vez más, y esa circunstancia se refuerza día en día en contra de nuestra cabeza y en contra de nuestro carácter y en contra de nuestro ser, así Roithamer."
Definitivamente no iré nunca más a las fiestas de cumpleaños de mis amistades -en el caso de que tuviera amistades y de que éstas celebraran fiestas de cumpleaños, hay que estar preparado por si surge la ocasión-.
El sueño de Coleridge.
"Puede ser también que Höller no haya visto en absoluto el modelo de su casa en la realidad, porque en la realidad no hay ningún ejemplo para la casa de los Höller en la proximidad de la casa de los Höller, pensé, así Roithamer, tiene que venir de un sueño. Entonces, sin embargo, es muy posible,pensé, que Höller no haya visto sólo el modelo de la casa de su casa en sueños sino directamente la propia casa de los Höller."
Es ésta una idea que ya mencionara Borges en sus Otras inquisiciones refiriéndose al poema que Coleridge soñó sobre la construcción del palacio de Kublai Khan, un palacio cuyo diseño pareció haber soñado a su vez el propio Kublai Khan. Yo muchas veces he soñado músicas increíbles pero al despertar no recordaba absolutamente nada, lo cual me hace concebir algunas esperanzas de no pasar a la posteridad como un auténtico fracasado e ignorado músico de pacotilla, aunque claro, nadie me creerá cuando diga "soñé una sinfonía tan increíble como la novena de Beethoven", y entonces dirán los críticos, oh, es un gran compositor y me incluirán en las enciclopedias, no, creo que no funcionará. Pero yo les podría replicar, sí, Mozart y Beethoven eran grandes genios pero ¿qué sabemos de sus composiciones en sueños? seguramente eran unos músicos mediocres en sueños mientras que yo en sueños soy ¡un gran compositor!
De la misoginia a lo fingido.
No es que fuera Roithamer misógino, simplemente pensaba que las mujeres estaban en contra del intelecto.
Sobre su madre: "Intereses intelectuales, ella sólo supo fingirlos siempre, y en eso no se distinguía en nada de todas sus compañeras de sexo, lo mismo, que al fin y al cabo, creo, todo lo que había en ella interior y exteriormente fue siempre solo fingimiento, pero toda esta época en que hoy existimos es una época en verdad opuesta al intelecto, que solo finge lo intelectual,, la tendencia hoy es en contra del intelecto y a favor de lo fingido, lo mismo que, en general,toda esta época en que existimos es fingida, todo es fingido, nada es real, todo es fingido."".
Si no que hay que darle muchas vueltas, no es que las mujeres estén en  contra del intelecto, es la Humanidad la que está en contra del intelecto.
De todas formas, si profundizamos en la figura de la mujer de Eferding -la madre de Roithamer-, observaremos cómo en ella afloran inquietudes intelectuales -disfrazadas, puede ser, pero inclinaciones intelectuales al fin y al cabo-, ella acude a cada estreno del teatro de Linz, bien para ver obras teatrales o para asistir a una ópera, a ese teatro de Linz que Roithamer califica de repugnante, del más repugnante de todos los teatros. Cuando en realidad su padre -de Roithamer- no tenía en absoluto necesidad de asistir a esos fracasados actos culturales y tan sólo se aferraba a sus libros pues el padre de Roithamer ya era poseedor de una cultura mientras que la madre de Roithamer ni siquiera aspiraba a poseer esa culturas sino tan sólo aparentar esa cultura y nunca se la vio con un libro en la mano, según Roithamer.
En definitiva la segunda parte de Corrección es la relación de Roithamer con su madre, de Roithamer con sus trabajos intelectuales -en especial el Cono-, de Roithamer con Roithamer, etc...
Conclusión -o "Sinclusión"-.
Después de todo lo que he escrito -y transcrito- sobre -de- Corrección tengo la desmoralizante impresión de que en absoluto he podido plasmar parte del significado de esta obra, ni tan siquiera he conseguido acercarme mínimamente a la novela de Bernhard, ni personal ni intelectualmente, que Corrección era para mi un enigma era tan claro como que en Corrección se desconfía de los enigmas que nos rodean, que mi lectura de Corrección merecía ser corregida -como lectura y como relectura- era una evidencia, que Corrección estaba a un nivel que yo no podría ni soñar en alcanzar era tan claro como que Coleridge soñó aquel poema, que Corrección podía aniquilarte era claro igualmente, pero también que Corrección podía salvarte también era claro, que Corrección podía salvarte en definitiva pero también aniquilarte definitivamente era una cuestión de imposible resolución, no sólo para mi sino incluso para mi, el caso era que Corrección formaba una importante parte de mi vida lectora y ahora mismo no sabría decir si Corrección era superior a La calera o a Sí, o incluso a Hormigón, pero tampoco sabría decir si era superior a la Heroica de Beethoven o a las madonnas de Crivelli, en definitiva, el comentario sobre Corrección no pasaba de ser un comentario inaudaz, un comentario que tan sólo sobrevivía por su extemporaneidad -a causa de su extemporaneidad-. Si me pidieran algunas palabras clave para esta novela me vería forzado a caer en el tópico que todos adjudican a Bernhard, es decir, la soledad, el trabajo intelectual al margen de la sociedad -como defensa contra esa sociedad-, el suicidio, la incomprensión, el desmoronamiento familiar, el odio familiar, el inamor -sea lo que sea esto-, etc... pero intentaré sobreponerme a estos clichés y las palabras clave que propondré serán mucho menos evidentes -acaso inexistentes-, palabras como alienación, amistad, convivencia (maldita), proyecto demencial, ensimismamiento, aniquilación, contradicción, fingimiento, finalidad, terminación-finalización, distanciamiento, cárcel psicológica, etc..., cayendo de nuevo en los mismos tópicos de antes, ¿qué es entonces la novela de Bernhard? Lo tenía tan fácil que no llegaba a comprenderlo, la novela de Bernhard es una: Corrección. "Corrección".

5 comentarios:

Vero dijo...

Es difícil comentar globalmente un post tan largo pero me detendré en un par de puntos. "La corrección es el suicidio", dice el narrador (emebebido, como dijiste, del pensamiento de Roithamer). La leí hace años pero cómo no recordar eso, esa definición. Resignifica la lectura previa.
Eso de los que hablan mucho de suicidio no lo llevan a cabo es comprobable, ¿no es así? Supongo que el modelo más claro es el de Cioran.
Lo de la misoginia... no debería opinar puesto que soy parte afectada (por mujer) pero sí me parece que si no te parece Roithamer, Bernhard en general tenía una tendencia a la misoginia, no muy marcada, pero algo había. Lo cual no obsta que me parezca un genio. Los genios son medio boludos a veces también, como ya se sabe por infinidad de ejemplos que no vienen al caso. Pienso en la distancia entre el libro de entrevistas de Kurt Hoffmann y el de Krista Fleischmann, en cómo se posiciona frente al interlocutor. Además es bastante raro que los personajes femeninos sean virutosos, yo creo que la María de Extinción es la única (leí que en ella se reflejaba la relación amistosa que Bernhard tenía con Ingeborg Bachmann). La Persa de Sí, sin llegar a la brillantez de María, es bastante inteligente también.
Grcias por compartir tu lectura, es muy estimulante.

k dijo...

Gracias por tu comentario, Vero, es muy interesante todo lo que dices, un saludo

Maqroll dijo...

El impagable Bernhard. Pero una duda, que me surge tras haber leído más de media diocena de novelas suyas y su autobiografía en 4 partes (para mi lo mejor) así como todos los post que has hecho sobre él: el entramado argumental de Corrección, la enjundia que guarda debajo, a donde nos lleva, no es al mismo sitio que con La Calera?
Además no puedo dejar de reivindicar el sentido del humor de este autor: escribiendo sobre lo que escribe (las oscuridades más profundas del alma de todos y cada uno de nosotros), uno no puede dejar de esbozar una ligera sonrisa, con sorna, pero sonrisa al fin.
Saludos y cojonudo blog (te sigo desde hace años, desde el insultantemente tranquilo silencio...)

k dijo...

Muchas gracias, Magroll, por el seguimiento y por tu interesante comentario. Posiblemente tengas mucha razón en tu apreciación, yo creo que toda la obra de Bernhard conduce al mismo lugar: la aniquilación versus la salvación. Quizás el gran logro del humor bernhardiano consista en su incorporación a una trama absolutamente dramática,de forma que se empieza a dudar de la naturaleza de esa clave cómica -uno se sorprende a sí mismo riendo en soledad cuando el narrador se cae en la buhardilla de los Höller mientras espía al propio Höller el taxidermista-. Tan sólo precisarte que la autobiografía de Bernhard está desarrollada en 5 volúmenes, algunos críticos incluyen incluso un sexto -no oficial- en el título de El sobrino de Witgenstein. Un cordial saludo.

k dijo...

perdón, quise decir Maqroll. Pues llevo unos días pensando en el origen de ese lado cómico bernhardiano, probablemente producto de lo infinitamente grotesco, de lo ridículo en resumidas cuentas, la ridiculez como redención, lo grotesco como pretexto para la aniquilación, no sé, igual me equivoco.