martes, 20 de mayo de 2008

MURAKAMI: Al sur de la frontera, al oeste del sol


Uff, después de Beckett necesitaba recuperar un poco la ilusión por la vida, por dios, jeje, y para ello nada mejor que esta novela de Murakami ,que me ha encantado, por cierto. Es probablemente la obra del japonés menos surrealista y mágica, y tengo que decir que es la que más me ha gustado de él -si bien no podría asegurarlo ya que me ha gustado todo lo que he leído de él- precisamente por eso -curiosamente la escribió entre Norwegian wood (1987), aquí Tokyo blues como sabéis -una novela que tengo que releer ya que después de conocer mejor el universo Murakami me estoy formando una percepción de ese libro mucho mejor de la primera impresión que tuve al leerlo-, y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995), es decir, como si hubiera sentido la necesidad de tomarse un respiro, de hacer una obra un poco más liviana, consiguiendo paradójicamente su obra más profunda -aunque técnicamente sí sea su libro más pobre, con un estilo sencillo y sin grandes alardes poéticos, y también con menos humor y sin situaciones desternillantes, ¡aún me acuerdo de la encuesta de calvos de Crónica y me parto de risa!-, según mi humilde y lamentable opinión -es decir, ni siquiera yo estoy seguro de cuál es mi preferida de Murakami, supongo que dependerá del estado de ánimo y después de Beckett me apetecía leer un Murakami más asequible o más "falsamente" asequible, pues no olvidemos que los temas tratados por Murakami trascienden del mero folletín dominguero -al menos eso espero, por dios-, para convertirse en los eternos dilemas del ser humano sobre ocasiones perdidas, segundas identidades, nuevos mundos, pasos cerrados y satisfacciones inencontradas -el protagonista tiene mi edad, qué agobio. Ese ambiente realista de Al sur me atrae más que el poder de los sueños que toman parte esencial en otras obras de Murakami -es decir, un tono más cercano a Tokyo blues que a Crónica o Kafka- porque si hay algún "pero" en Murakami creo que es el uso excesivo de fuentes oníricas, no puedo con los sueños, lo siento, no me creo que nadie pueda relatar y acordarse de lo soñado con la precisión y abundancia en detalles que hace Murakami, es más, yo no me acuerdo de nada de lo que sueño, y no creo que tengan una influencia tan determinante en la vida cotidiana. En esta ocasión nos brinda un libro que yo me atrevería a definir como el más autobiográfico de su narrativa. Datos como el año de nacimiento del protagonista -muy cercano al del mismo Murakami, 1951 frente a 1949-, la licenciatura en la facultad de literatura, la apertura de un club de jazz,... me hacen pensar en que Hagime se parece más a Murakami que cualquier otro personaje de sus novelas. De nuevo escoge el título de una canción para su novela (ya lo hizo con Norwegian wood y Kafka en la orilla, aunque esta última era una canción compuesta por uno de los personajes), en esta oportunidad es un tema de Nat King Cole: Al sur de la frontera. En resumen, una novela que se lee de un tirón -me duró una jornada dominical- y que te deja la sensación de que tomes el camino que tomes te estarás equivocando, pero al menos tienes la seguridad de que todos se equivocan, incluso los que te incluyen en sus caminos.

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