sábado, 26 de diciembre de 2009

La vida difícil, de Slawomir Mrozek.


Traducción de B. Zaboklicka y F. Miratvilles.


Continuando con autores polacos poco conocidos en España y publicados recientemente por la editorial Acantilado nos encontramos con este volumen recopilatorio de cuentos de Slawomir Mrozek y titulado como uno de ellos, La vida difícil (al menos según la traducción). Mrozek nació en Borzecin en 1930 y su obra viene absolutamente condicionada por el absolutismo comunista y el surrealismo. En La revolución, Mrozek está en su cuarto un poco aburrido. Decide ser un revolucionario. Para ello cambia el armario y la cama y la mesa de sitio: "Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión determinante". Pero su espíritu rebelde vendrá condicionado por el tormento físico de ¡dormir dentro del armario! En Una charla sobre historia contemporánea un mono es regalado al régimen. Poco a poco el mono irá escalando posiciones, será condecorado, y al final tomará el puesto del general accidentalmente "un jefe es un jefe, sólo que hora -así le parecía a Kasztanek- el jefe era otra persona". Por un nuevo fútbol establece las bases por las que debe regirse el deporte rey. Un resultado no determinado de un partido pone en riesgo la sabiduría del sistema, así las cosas "El resultado de cada partido deberá ser establecido de antemano por la Comisión Central de Planificación para todo el año, publicado en el Boletín Oficial del Estado y anunciado por los medios de comunicación". No sé, creo que la cosa no tendría mucha emoción sin embargo tiene sus ventajas este método: "De este modo, el elemento competitivo no sólo quedará eliminado, sino que estará orientado hacia un rumbo socialmente sano y constructivo". En El juicio final las apariencias en el Cielo están un poco desdibujadas, nuestro protagonista tendrá que enfrentarse a unos jueces algo diferentes de los esperados "Me encontré solo a los pies de esa enorme montaña, con la multitud de bienaventurados detrás de mi. El Arcángel hizo sonar la trompeta -no reconocí si era Suslov o Budionnyi-, y empezó el juicio". Con La cría, Volver o no volver, El artista y El triángulo se aborda el siempre gratificante género de la fábula, y en ellos el Gallo, el Zorro y el narrador, dirimen algunos dilemas de difícil solución "El Gallo, el Zorro y yo estábamos de vacaciones cuando en la capital hubo un cambio de régimen. Nos reunimos en consejo." La vida espiritual, intelectual y artística concentra toda la ideología universal en un singular objeto con el cual se resolverán situaciones "comprometidas": "Su modo de empleo es el siguiente. Cuando encontramos a alguien por el camino, le golpeamos de inmediato con la porra en la cabeza". "Encontré a un prójimo que sin más ni más me arreó un bofetón", y es que, en La praxis, un buen cristiano puede tener problemas para poner la otra mejilla. La coexistencia es uno de los mejores relatos. En él un párroco y el diablo conviven bajo el mismo techo. El cura no se atreve a echarlo de su morada pues piensa que así no puede estar en otro sitio haciendo el mal "Se quitó los zapatos, se puso las pantuflas, preparó el té. Con el rabillo observaba al diablo." Caperucita roja demuestra que a veces hasta los personajes de los cuentos se cansan de interpretar su papel "después me dejaré comer y en el estúpido epílogo un valiente guardabosques destripará al lobo y nos liberará a la abuela y a mí". Parecida intención tiene La Bella Durmiente : "Cada vez que veo una Bella Durmiente, me acerco y deposito un beso en sus pálidos labios rosados. Entonces ella se despierta, pero lo que pasa después ya no es de mi incumbencia". A veces El sastre nos plantea posibilidades incomprensibles "¿Desea un traje con un lado o con dos lados?". El precio decidirá la opción más adecuada. El Conde está a punto de acabar con todo. Un pequeño dilema le salvará en el último momento "Abrió una caja de caoba que contenía un juego de dos pistolas con incrustaciones de nácar". Todos hemos sufrido alguna vez lo mismo que la protagonista de En un instante. Una llamada intempestiva propicia la recreación de una historia que finalmente sólo existirá en su mente "La señora consideraba la posibilidad de seducir al marido de su amiga como revancha o por si acaso, pero también se daba cuenta de que sería una empresa arriesgada". En Autorretrato un Conde maniático de la limpieza de sus zapatos vive "peligrosamente" "Podría suponerse que el juego de cepillos y betunes del que no se separaba nunca por prescripción médica le protegía de una muerte súbita." Algunos cuentos más completan este libro pero no voy a reventarlos todos. La escritura de Mrozek es esencialmente directa, sin embargo una magia especial tiñe todos sus cuentos, puede que sea su condición de discípulo aventajado de Kafka, su poética de lo rebelde, o la burla de los sistemas totalitarios. De cualquier forma la obra de Mrozek (me refiero también a La mosca, otra colección de cuentos también editado por Acantilado) es de una gran inteligencia, y une tanto el humor disparatado como la incredulidad por lo preestablecido. Leí en algún lado una definición muy apropiada y era la "revolución de lo absurdo", aunque no sabremos si es más absurda la revolución o lo que la provoca. Un autor que merece la pena descubrir.

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