Después del relativo chasco que me supuso Prométeme de Kusturica -donde el histrionismo visual y sonoro alcanza cotas manieristas exageradas que llegan a aburrir- esta película del serbio Paskaljevic, que ya deslumbrara con su hermoso"cuento" sobre una niña autista Sueño de una noche de invierno, me hace recobrar la ilusión en el cine balcánico -si bien es anterior a Prométeme, concretamente de 2006. Dividida en cinco capítulos independientes la peli estudia la situación actual de la Serbia de posguerra y en la que el hilo conductor es el optimismo de los protagonistas, un optimismo que no deja de ser infundado y con fecha caducidad, lo que conduce a situaciones de patetismo y esperanzas vacuas. Para mi las mejores hisorias son la primera y la última. En la primera un hipnotizador llega a un pueblo desolado cuyos habitantes conviven de mala manera en naves industriales. Él les inyecta una dosis de moral de forma gratuita, ¿de forma gratuita? En el quinto episodio un autobús de enfermos son conducidos por un iluminado que los llevará a un lodazal con propiedades curativas milagrosas. A pesar de lo evidente del timo los viajeros no cejarán en su empeño hasta conseguir su meta. Una dosis de buen cine, un poco moralista pero plagado con leves tintes humorísticos y también dramáticos. Lazar Ristovski está prodigioso en cada capítulo que protagoniza camaleónicamente. El film obtuvo la Espiga de oro en el festival de Valladolid de 2006.
1 comentario:
Tienes razón en lo de "Póméteme", pero bueno, para los fans es una dosis de Kusturica más.
¿Sabías que los del cartel de Optimisti son Milosevic y Tito? El niño representa a Milosevic, como un asesino que mata por placer, y el padre es Tito, el carnicero de los Balcanes.
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