lunes, 7 de diciembre de 2009

El canto de las tortugas, de Javier Tomeo.


"15 de marzo. 1. Hace cinco días que vivo en este pueblo. Decidí abandonar la ciudad cuando toda aquella gente se puso de acuerdo para decir que yo era un tipo que no podía andar suelto por las calles. Les dejé con un palmo de narices y me instalé en el caserón que hace dos años heredé de un hermano de mi padre. La gente me ha recibido aquí con los brazos abiertos. Nadie sospecha todavía que puedo causarles algunos problemas." Así comienza este Canto de las tortugas del oscense y candidato al Nobel Javier Tomeo. En forma de diario, el protagonista relata su estancia en el pueblo de su tío fallecido tras salir del manicomio. Lo que no me explico es por qué le dejaron salir de allí. Este hombre anónimo -al que llamaré Tomeo- se dedica a hablar con los animales, es decir, les entrevista. Al gato Roque, a la araña Matilde, a la oveja Serafina, etc... Pero Tomeo es un poeta y realiza intentos por dar a la luz algunos versos inspirados: "Hoy ha sido otro mal día. Ni siquiera he tenido ánimos para escribir. Me he pasado toda la mañana con la frente apoyada en los cristales viendo cómo llovía. Luego, por la tarde, estuve bebiendo y recordando cosas que posiblemente no me han ocurrido nunca." Esos recuerdos inexistentes esconden uno de los grandes misterios del alma humana. Ya he manifestado en alguna ocasión mi interés por los recuerdos, el olvido, la manipulación de lo ya vivido, definitivamente, por la creación de una vida pasada sobre la que apoyarnos, y en pocas ocasiones he visto expresado este sentimiento tan certeramente como lo hace aquí Tomeo. Mi madre me dice que es infantil tener posters de actrices en las paredes del piso, es una lucha eterna que tengo con ella, yo le extractaría este pasaje para que lo leyera: "Nadie debe renunciar a sus sueños infantiles. Triste es el hombre en el que nada queda del niño que fue una vez." Aunque luego no le diría que procede de un personaje que está como una regadera. La metafísica de la creatividad, el enigma supremo de la inspiración que ya tocara Zagajewski en sus libros anteriormente reseñados en este blog también preocupan a Tomeo: "Mientras Roque maúlla ahora en la cocina, leo por segunda vez los tres poemas que compuse ayer noche. Son muy malos, ahora lo veo claro. Casi siempre me pasa lo mismo: lo que por la noche me parece bien, al día siguiente no se sostiene en pie. Puede que a los otros poetas les suceda lo mismo." Esto hace plantearme una cuestión de difícil evitación: ¿es la inspiración la que nos conduce a un texto brillante o la que hace tolerable cualquier texto mediocre y lo transforma en algo falsamente brillante? Esto para un poeta no tiene tampoco mucho drama, borra esos versos malos y se pone con otros, pero si le sucede a Spielberg, ¡adiós a unos cuantos millones de dólares! Por otro lado, ¿no le pasará siempre esto a Spielberg? Tomeo cree estar en primavera tal y como anota en su diario, pero el tiempo no mejora...: "23 de mayo. Nada especial que reseñar. El viento, la lluvia y el frío han dejado de ser noticia.

- ¿Cómo es posible -le he preguntado esta mañana a la vieja de dos dientes- que haga todavía tanto frío? ¿Cómo es posible, señora Manuela, que este año tengamos una primavera tan mala?

Esta vez la vieja no dijo ni mu.Lo más probable es que no se llame Manuela. Apenas me vio aparecer en la ventana se metió dentro de la casa y cerró la suya." Tomeo tiene serias dificultades para relacionarse con los vecinos. Juan le trae provisiones y a veces le invita a comer a su casa donde su mujer le insta a que entreviste al perro. El alcalde y su sobrino le convencen para que envíe sus entrevistas a una revista ecológica. Tomeo no es tonto, sabe que le están tomando el pelo, para ellos inventa entrevistas falsas. En el diario comienzan a aparecer fechas "raras": "32 de mayo. 3. Una advertencia: que nadie piense que he perdido un tornillo cuando lea la fecha que he puesto al día de hoy. Lo hice a propósito. Ya sé que no son posibles los treinta y dos de mayo, porque este mes, desde que lo inventaron, sólo tiene treinta y un días.

Tengo sin embargo buenas razones para recurrir a este pequeño truco, que, por otra parte, me parece bastante inocuo: necesito creer que continuamos metidos en el mes de mayo porque me asusta entrar en el mes de junio y ver cómo van pasando los días sin que la primavera se decida a regresar." Bueno, no sólo por eso pensamos que has perdido un tornillo... "39 de mayo. 2. Mediodía. Abajo los negros presentimientos. He decidido proclamar la llegada de la primavera unilateralmente. El aire huele a rosas y a jazmines recién cortados. "No se hable más", me digo, apretando los puños. Bajo a la calle a cuerpo limpio, me siento en el banco de la plaza y me arremango las mangas de la camisa. Desde el otro lado alguien me grita que voy a coger una pulmonía, pero yo hago como si no le oyese." Lo mejor para enfrentarse con la realidad no esperada es ignorar los indicios contradictorios. El sapo desaparece en extrañas circunstancias, Tomeo cree que Roque -con quien tiene sus más y sus menos por no encender la estufa y por algún que otro asunto con Cleopatra- se lo ha zampado: "Lo consigno pues en mi diario con letra de imprenta: EL SAPO HA DESAPARECIDO." Tomeo no termina de integrarse en la comunidad: "La vieja de los dos dientes está espiándome desde su ventana. No hay mucha luz, se ha hecho casi de noche, pero he visto cómo se movían los visillos. Mis relaciones con esa mujer están rotas desde que el otro día se permitió llamar asqueroso a mi sapo. Mi venganza va a ser, pues, muy sencilla: para fastidiar a esa bruja, voy a estar hurgando con la escoba en ese nido vacío." De nuevo a vueltas con la inspiración en una fecha muy señalada: "47 de mayo. 1. Hace ya muchos días que la inspiración me da la espalda. Todo lo que escribo es francamente malo, y es una suerte que sea yo mismo quien se de cuenta y no los demás, como suele ocurrir casi siempre." Yo nunca he podido leer poesía, me pone nervioso esa segmentación del texto y no me entero de nada, por otro lado, ¿qué necesidad hay de que las cosas rimen?, en fin, yo lo atribuyo a alguna carencia genética por mi parte, pero Tomeo va mucho más allá, y se queda al borde de la destrucción de la poesía: "Una vez más, pues, he vuelto a hacerme esta mañana las preguntas de siempre: ¿por qué los poetas desperdiciamos tanto papel a la izquierda y derecha de nuestros versos. ¿Y si lo mejor de un poema no estuviese en lo que nos dicen los poemas, sino en el blanco que los circunda? ¿Y si los hombres tuviesen que aprender a leer en esos espacios inmaculados?" No es ninguna tontería lo que se apunta, la elipsis en el cine de Wong Kar-wai es una de sus mayores virtudes, lo sobreentendido, lo oculto, a veces es más importante que lo que se muestra, eso explicaría que algunos poemas insoportables sean catalogados como obras maestras, por los espacios de los lados. Finalmente Tomeo tiene un altercado con la mujer del alcalde. Es invitado a su casa a que haga una entrevista al último caballo del pueblo, definitivamente se le va la pinza: "-Dígame señora -le dije levantando un poco la voz-. ¿No es acaso cierto que lo que tiene su marido entre las piernas no tiene nada que ver con lo que le cuelga a este buen animal entre las suyas? ¿Y no es también cierto que algunas noches preferiría tener a este hermoso caballo en su cama?", en una clara alusión a El Padrino de Coppola. El día 1 de enero -algunas fechas atrás Tomeo ha reconocido por fin la verdadera situación del almanaque- termina este diario: "Lo peor de todo es este frío, que no se acaba nunca"


2 comentarios:

e. r. dijo...

Hola, Kovalski.
parece encantador este libro. me puse a leer una entrevista y me dan más ganas aún.
Lo de hablar con animales y las fechas, me recuerda mucho a Gogol. ¿Leíste Diario de un loco? Es un relato maravilloso: un tipo escucha una conversación entre dos pequineces y pira. También empieza a fechar tipo 36 de marzo, etc., a medida que va perdiendo más el juicio.
Ya nos toparemos con Tomeo de seguro.
Saludos

k dijo...

qué hay e.r., pues me reí bastante con este Tomeo, intentaré localizar alguno más, por las librerías es difícil de encontrar, y en la biblioteca municipal sólo encontré este.
Muy interesante tu aportación. No conocía ese relato de Gogol, ya lo he localizado en una web, por lo poco que he leído sí que parece que Tomeo ha tomado "prestada" alguna que otra idea jeje,
saludos